Desconectar para conectar; la necesidad de una desconexión digital.

Imagina que un día, por simple curiosidad, buscas en tu móvil la cantidad de horas activas que pasaste viendo redes sociales, o navegando en internet, o hablando por whatsapp, o simplemente que te diga cuántas horas del día pasó tu teléfono con la pantalla encendida o en uso. La cantidad se mediría en horas y en algunos casos probablemente serian más que un par de ellas.

En este mundo digital, que estemos constantemente conectados no es nada fuera del otro mundo, pero ¿Cuánto tiempo realmente dedicamos a ver la vida tras un teléfono en lugar de verla directamente?

¿Alguna vez te has detenido a pensar en el impacto que el uso de pantallas tiene en tu bienestar mental, emocional y físico? En este artículo queremos hablar sobre la importancia de la desconexión digital, y por qué tomarse un descanso de las pantallas es algo que todos deberíamos poner en práctica de vez en cuando.

Sabemos que es complicado, que muchas veces nuestras vidas giran en torno a nuestros móviles, a nuestro correo electrónico, a horas y horas de llamadas telefónicas, ya sea por trabajo o por ocio, estamos constantemente conectados, pero de vez en cuando, debemos practicar la desconexión para descansar del mundo digital en donde estamos inmersos diariamente, porque puede resultar abrumador.

Compartimos absolutamente todo, donde estamos, a donde vamos, que estamos comiendo, que estamos haciendo, nuestra cita en la peluquería, el paseo en el parque con el perro, la última película que vimos… mandamos mensajes a muchísimas personas todo el día, llamamos, enviamos memes, le respondemos a nuestros compañeros de trabajo, a los profesores, al grupo de whastapp de vecinos, a las otras madres del cole, a nuestros padres. Hacemos que nuestra vida gire en torno a un dispositivo.

A nivel físico, puede ser beneficioso dejar de lado las pantallas al menos un par de horas al día para dedicar a ir al gimnasio, a dar un paseo, pasar tiempo con tu familia o con tu pareja, salir con tu mascota, practicar algún deporte, etc., si además estás en contacto con la naturaleza, también te ayudará a recargar tu energía, sentirte mejor, reducir el estrés y reconectarte contigo mismo para pensar con mayor claridad las cosas que viven en tu mente.

En cuanto a la parte mental, sabemos que la vida digital muchas veces es demasiado exigente, ya no solo como un tema que genera estrés, si no que puede ser una fuente de ansiedad, comparaciones de nuestra vida con la de los demás a través de las redes sociales, presión para compartir una imagen falsa sobre una “vida perfecta”, y esto a todas horas, todos los días, se convierte en un ciclo tóxico que muchas veces nos impide ser nosotros mismos. Es por eso que desconectar de vez en cuando nos permite ver las cosas desde otras perspectivas, calmar nuestros pensamientos y darnos una pausa de este “mundo utópico digital” que nos permita enfocarnos en nuestras propias necesidades.

A nivel social, quizá podamos pensar que somos socialmente activos por enviar mensajes a nuestros amigos todos los días o hablar horas por teléfono, pero ¿Por qué no quedar para tomar un café con un amigo? ¿Ir a una cena con ellos? ¿Hacer una tarde de juegos?

Y todo esto sin tomar en cuenta lo arriesgado que puede ser para tu seguridad en línea compartir cada detalle de tu vida en redes sociales, ya que puedes ser objeto de ciberataques o blanco de invasión a tu privacidad. Pero no queremos hablar sobre ciberseguridad en este artículo, si no sobre seguridad de vida.

La desconexión digital no se trata de abandonar por completo internet, volverse un ermitaño y aislarse del mundo tecnológico, sino de encontrar un equilibrio saludable entre el mundo digital y el mundo real. Así que regálate un par de horas al día para disfrutar de otra actividad, desestresarte de lo cotidiano, ser tu y no tener que cumplir ninguna expectativa en internet, tu bienestar mental, emocional y físico te lo va a agradecer.

A veces hay que dejar de capturar los momentos preciosos con el teléfono y comenzar a vivirlos de verdad. ¡Desconéctate un rato y sal a disfrutar de la vida real!